Actualmente, en
nuestro país, las entidades deportivas funcionan únicamente a través de
mecenas, que hacen con las mismas lo que les plazca, aprovechándolas como
plataforma política, o simplemente como una manera fácil de hacer dinero.
En los últimos
días, todos nos hemos visto sorprendidos por como la “heroica” plantilla del
Deportivo Quito lucha por mantener los primeros lugares, pese a estar impagos
por más de 3 meses (el cuerpo técnico más de 7). Y anonadados por los terribles
resultados de las auditorias presentadas del Barcelona S.C., en donde se
refleja el atraco descarado que ha sufrido el club más popular del país.
Esto nos lleva a
preguntarnos, ¿Qué pasaría si el resto de equipos de fútbol profesional
realizaran auditorias?; ¿Qué sorpresas nos encontraríamos en dichos informes?
Lamentablemente esto nunca lo sabremos, ya que nadie las va a hacer, y si las
llegan a hacer los resultados serán mantenidos a la interna de los clubes para
no afectar el status quo de las dirigencias de turno.
La dirigencia de
la FEF, encabezada por el ingeniero Luis Chiriboga está respaldada por la época
de oro de la selección ecuatoriana, tapando fallos de gestión y administración
terribles, los cuales se reflejan en la precaria condición económica de los
clubes que conforman la FEF. Si existiría un manejo responsable y coherente de
la Federación, la misma debería contratar una empresa auditora externa para
realizar un saneamiento en todos los clubs, poniendo como sanción la desafiliación
inmediata de la misma para el equipo que se niegue o no facilite toda la
información necesaria. Con los resultados de estas auditorías, poner un plazo
máximo a los equipos para sanear sus administraciones, y si no cumplen con el
saneamiento, desafiliar a los mismos de la federación.
Hace falta una
legislación, tanto a nivel país como a nivel federación, más dura, que castigue
a quienes aprovechen “tácticas” ilegítimas para obtener resultados deportivos o
económicos propios. No es imposible, y no debería temblarles la mano, ya se vio
en Escocia, en donde gracias a una legislación apropiada, los malos manejos
financieros de los clubes se vieron castigados. El Rangers (club más ganador de
dicho país, y con más títulos locales, 54, de todo el mundo) tuvo que ser
refundado, y volver desde la división más baja de competencia.
Es inconcebible
que en el fútbol profesional exista un dopaje financiero tan intenso, como por
ejemplo, el caso del Deportivo Quito, el cual este año firmo contratos por más
de 40.000USD (dato no exacto) teniendo inmensas deudas por pagar y sin un plan
claro de distribución y manejo de fondos. Esto es agravado aun más por el hecho
de que los mencionados contratos no pueden ser cumplidos, teniendo deudas de
hasta 3 meses con CADA jugador, sin mencionar cuerpo técnico y medico,
empleados administrativos y divisiones formativas.
Como es posible
para clubes pequeños, que sin el respaldo de las grandes hinchadas o grupos de
poder, competir con semejante desventaja. No puede ser posible que un equipo
que no paga a sus jugadores y arrastra una inmensa deuda, haya ganado 3 de los
últimos 5 torneos (el cuarto de esos cinco títulos lo gana un equipo con vacíos
financieros enormes, que según su informe de auditoría, debe casi 3 millones a
Interagua, valor mayor al presupuesto ANUAL de un club de Primera Categoría B),
mientras que los que si cumplen sus contratos y obligaciones legales y
tributarias al día, tengan que pelear el descenso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario